Cuando en 1971, ante la llegada de su primer hijo, Roberto Schettini compró una cámara fotográfica para registrar escenas familiares, no sabía que ese era el inicio de una pasión y una profesión. Hoy Roberto nos recibe en su casa, y en una cálida charla, recuerda el deslumbramiento por la fotografía, sus primeros cursos, sus maestros y referentes. Reflexiona sobre la relación arte-técnica, el tema del ocio, su reencuentro con la música.
Dice que, 50 años después de aquel descubrimiento, es más libre y más cuestionador. Propone estar alerta, a la búsqueda, dejarse impresionar, y tener la sensibilidad para capturar una imagen que será elocuente si esas condiciones se cumplen.